La política migratoria de la unión europea y su impacto sobre las personas, familias y la sociedad

El fenómeno migratorio es tan antiguo como la misma civilización humana, va ligado a la naturaleza del ser humano. Sin embargo, hay cambio en la naturaleza del movimiento migratorio, debido a la globalización, que ha extendido la pobreza y la miseria a la gran mayoría de la población humana, concentrando la riqueza en manos de una minoría, lo cual ha motivado movimiento migratorio muy amplio, en búsqueda de mejores expectativas de vida. También, por diversos intereses de tipo económico y geopolítico, asistimos a múltiples conflictos bélicos en distintas zonas del mundo, como a regímenes dictatoriales y falta de libertades, que generan un éxodo cada vez mayor de personas, a las cuales les ponemos el calificativo de refugiados.

Desde décadas, la política migratoria de la UE, se caracteriza por ser de blindaje defensivo, de insensibilidad y falta de humanidad, restringiendo al máximo la entrada de personas procedentes de los países en vías de desarrollo. Este blindaje se realiza mediante la construcción de muros y vallas físicas, pero también virtuales de tipo administrativo y legislativo, resultando casi imposible la entrada de forma legal, lo que sitúa a las personas en una situación difícil con consecuencias no deseables tanto a nivel personal como familiar y social.

Dichas consecuencias se traducen en la existencia de campos de refugiados hacinados y mal dotados, rutas peligrosas, la existencia de las mafias de trata de personas. Durante estas rutas las personas son objeto de agresiones, robos, violencia y abusos sexuales, exposición a maltratos y humillaciones, asimismo con el riesgo de perder la vida en el camino. Pero una vez hayan logrado entrar en el espacio de la UE, se enfrentan a situaciones aun más difíciles y humillantes, como el calificativo de personas ilegales, no ser aceptadas, sino rechazadas, tratadas como delincuentes y culpables de su situación; la acogida en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), con condiciones de vida inhumanas, sufriendo toda una suerte de trato vejatorio, de hostigamientos, de xenofobia, racismo e incluso agresiones y amenazas contra su integridad física y moral.

Por todo ello, el nuevo desafío, al que se enfrentan las personas inmigrantes y refugiadas, consiste en la adaptación a su nueva vida, en un contexto de vulnerabilidad, que consiste en graves dificultades sociales, económicas, culturales y administrativas, todas ellas se pueden considerar situaciones vulneradoras por la presencia de un conjunto de estresores. Los contextos de vulnerabilidad, son pues, situaciones estresantes como consecuencia de los estresores, antes mencionados, que generan un estado de ansiedad y estrés que, debido al agotamiento físico y mental, provocan la pérdida de autonomía, de independencia y de la dignidad humana. También afectan a la capacidad de afrontamiento de las personas, transformándoles en sujetos vulnerables. El estado de estrés en los contextos de vulnerabilidad y las características de los estresores, son factores a tener en cuenta a la hora de categorizar a un contexto de vulnerabilidad, a saber: la multiplicidad, la cronicidad y la intensidad de los mismos.

IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR Y LA SALUD MENTAL

Más allá del término “inmigrante” o “refugiado/a”, lo fundamental es que hay una persona y una familia, que experimentan estrés, ansiedad y frustración, durante el proceso de emigración-refugio, que marca de manera indiscutible un punto de inflexión en su vida, donde nada podrá volver a ser como había sido hasta ese momento. Por ende, el impacto en la salud mental y el bienestar de las personas viene determinado, sobre todo, por el estrés, la ansiedad y la frustración.

Los contextos de vulnerabilidad, afectan tanto a los individuos como al conjunto de la familia inmigrante-refugiada, así como a su interacción interna y con el contexto social, debido: a) al impacto de los sucesos estresantes y/o traumáticos en cada uno de los miembros de la familia; b) al impacto de la ruptura de los lazos familiares y sociales, lazos que permiten calmar el dolor, elaborar el sufrimiento y dar un sentido a la experiencia; c) al desafío y la necesidad de sobrevivir en un contexto desconocido y de vulnerabilidad.

La situación de refugiado/a y solicitante de asilo, genera desesperanza, sentimientos de minusvalía, sensación de haber llegado al límite de sus fuerzas, rabia contenida, actitud de desconfianza, temor, incertidumbre, sentimientos de culpa y angustia. Así también duelo por el futuro, por las pérdidas (del estatus social, la pérdida brusca y masiva de redes familiares y sociales, etc.). Todo ello incrementa el sufrimiento emocional, que a su vez motiva alteraciones psicológicas, cambios comportamentales y dificulta la plena adaptación al nuevo entorno, aumentando el estigma y la discriminación. Cabe mencionar que en niños/as y adolescentes esta situación de vulnerabilidad, en la que viven solos o junto a familiares, tiene efectos no deseables en su desarrollo neuropsicológico y en su proceso de socialización, de individuación y educativo.

Impacto sobre la propia sociedad de la UE

La política migratoria de la UE, tiene efectos nocivos sobre la Sociedad Europea, como aumento de le xenofobia, la islamofobia, actitudes racistas y de rechazo a los otros, al diferente, y la defensa a ultranza de la pureza cultural y religiosa. Aumento del poder del discurso populista de la extrema derecha, que se traduce en aumento del voto. Pero los gobiernos europeos y las instituciones de la UE, lejos de combatir dicho discurso, al persistir en su política actual, está vertiendo agua en el molino de la extrema derecha, porque estos la consideran como resultado de su presión y sus exigencias, último ejemplos es el vergonzoso acuerdo con Turquía. Lo más preocupante es la pérdida de los valores sobre los que se fundamenta la UE, valores de democracia, libertad, igualdad, equidad y de respeto al otro diferente, etc.

¿QUE SE PUEDE HACER?

A nivel de gobiernos de la UE:

Trato humano con respeto a la diferencia y a su dignidad como personas, no estigmatizar ni responsabilizar a los refugiados e inmigrantes de la situación socioeconómica y política actual de la UE (aumento de gastos sanitarios, el desempleo, el terrorismo,...). Políticas de inclusión, de acogida, derecho de ciudadanía, de solidaridad, ..... de respeto a los acuerdos internacionales, y a la declaración Universal de DD.HH. Así también combatir la xenofobia y el racismo, facilitar el acceso a la solicitud de visado y de asilo, crear un sistema sólido de atención a las personas refugiadas, que les permita solicitar asilo en las embajadas, tratar sus solicitudes con justicia, etc.

La sociedad civil, agentes sociales y profesionales:

El bienestar, biopsicosocial, de la persona migrante y refugiada, la dignificación de sus condiciones de vida y la igualdad de derechos y oportunidades, deben ser los fines últimos de nuestras intervenciones. Que podrían ser de: a) asesoramiento sobre normas sociales y costumbres; b) de solidaridad y respeto a la dignidad de las personas; c) de aceptación a la diferencia, a la diversidad y no estigmatizar; d) de acogida como ciudadanos, con derechos y deberes; e) de acompañamiento individual y familiar, en su proceso de inclusión.
De todos nosotros dependerá que este proceso, esta ruta, no sea la ruta de los sueños rotos, y se torne en un camino hacia la mejora de las condiciones de la vida, para conseguir un mejor futuro y con dignidad.

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