Todo un siglo de dominio patriarcal en el comic no se va de un año para otro
Literatura con visión de género. Esto es lo que propone Skolastika, un centro cultural en Bilbao que dirige Josune Muñoz, su fundadora. Guarda una biblioteca de mujeres de 6.000 volúmenes, ordenados por secciones (literatura africana, asiática, historia europea, manga…) Organizan cursos y talleres por cuenta propia y con la Administración, además de numerosas actividades culturales. Dedican un especial esfuerzo en hablar de feminismo utilizando el cómic como herramienta, un género tradicionalmente masculino y sexista.
Para Josune Muñoz, fundadora de este proyecto, quitar a tantas mujeres de la historia y de la literatura ha sido un trabajo muy exhaustivo del patriarcado. En la sede de Skolastika hay miles de obras literarias feministas para que quien quiera pueda consultarlas. Y basta con traspasar la puerta para darse cuenta de que aquí se respira un aire diferente. Diferente porque nada de lo que hayas visto hasta ahora se parece a Skolastika, iniciativa pionera en sus inicios y que, aún hoy, continúa siendo extraordinaria.
¿Qué razones te llevaron a fundar Skolastika?
Nació hace trece años de la necesidad de dar de comer a dos hijos que tengo y también porque había un espacio que las instituciones no cubrían. Yo quería trabajar en torno a la igualdad de género todo el año, no solo unos meses o cuando las instituciones se preocupan. Y ya que me metía en la aventura empresarial de poner en marcha una entidad que ofreciera servicios feministas a toda la comunidad quise hacer algo muy ambicioso.
¿Qué ofrece Skolastika?
Aunque cuando lo pusimos en marcha lo que mayoritariamente trabajábamos era literatura occidental, con el interés que hemos visto hemos seguido trabajando literatura africana, asiática, de oriente medio…muchas propuestas bibliográficas y guías. Ofrecemos materiales y damos cursos y talleres.
Estáis en permanente proceso de creación y renovación…
Sí, es un trabajo muy exigente y estamos siempre creando nuevos materiales, pero es muy creativo y positivo. Trabajar “a la carta” tiene mucho de exigencia. Al principio fue muy duro hasta que creamos una metodología de trabajo.
¿Skolastika es un proyecto hecho por mujeres para mujeres?
En principio sí, era un proyecto feminista, pero por suerte ha acabado despertando el interés de mucha más gente. Este es un espacio feminista, la metodología es feminista, el contenido es feminista, las reivindicaciones son feministas…es una empresa feminista. La propia empresa es feminista. Es cierto que a los talleres, exceptuando el de formación en metodología, solo se pueden apuntar mujeres, por decisión de las propias alumnas, pero el trabajo de Skolastika por suerte se demanda en muchos más sitios que el movimiento feminista, colaboramos con radios, con bibliotecas, con revistas y ahí ya sí que hay hombres y mujeres.
Y la fundadora, también feminista…¿Lo has sido siempre?
¿Feminista? Mira, las feministas llegaron a mi vida, me las encontré en las calles. Estamos en un momento de reflexión sobre si parte de la desconexión que tenemos con las mujeres de esta generación no tiene que ver con que hemos perdido la fuerza que teníamos en las calles. Yo soy del año 67, yo las conocí en manifestaciones, el 8 de marzo, pidiendo leyes, el aborto…Yo las veía en las calles y me chiflaban. Y fue en ese momento cuando me uní al movimiento feminista. Eran mis «heróas». Yo era consciente de que aquellos logros iban a ser para todas. Así de sencillo.
¿Para poner en marcha Skolastika necesitaste formación académica feminista?
Tuve que formarme por mi cuenta. A principios de los 90 no había ningún lugar donde estudiar, sólo en el mundo anglosajón y yo ya tenía un hijo…
Fuiste autodidacta…
Yo recomiendo mucho el autodidactismo. Si hubiera seguido un estudio académico más o menos formal probablemente no me hubiera atrevido a saltar de la literatura inglesa del XIX a la china, que es algo que esta manera autodidacta de aprender me ha permitido hacer constantemente. Además yo hice Filología vasca y en los 90 estaba también todo por hacer. Venía de una experiencia de autodidactismo y de trabajo personal muy importante.
Literatura y mujeres
La base de Skolastika es la crítica literaria desde la perspectiva de género, pero ¿también abordáis las razones de la Invisibilidad de las obras escritas por mujeres?
Sí, reflexionamos sobre cuáles han sido los mecanismos para invisibilizarlas, si esos mecanismos siguen activos, cuáles son los prejuicios que utiliza la crítica tradicional para denostar el trabajo de las mujeres y si eso ya existe o no. Por otra parte, trabajamos lo que tienen en común periodos literarios o figuras literarias relevantes, cual ha sido la aportación de la mujer a la novela gráfica. Nos paramos en periodos y autoras, sí, pero también buscamos una reflexión en torno al hecho creativo femenino y a cuales han sido las estrategias patriarcales para robarnos nuestra genealogía literaria.
¿Y cuáles han sido esas estrategias?
Han sido muchas. Quitar a tantas mujeres de la historia y de la literatura ha sido un trabajo exhaustivo por parte del patriarcado. Lo primero es dificultar en vida el acceso a la publicación y a partir de ahí: una crítica con doble criterio y con mucho prejuicio ante cualquier producción femenina, una denostación absoluta de lo que les huela a feminismo, negarse a incluirlas en los manuales, hacerlas desaparecer paulatinamente de las historias de la literatura y de las colecciones, no reeditarlas, encerrarlas en cajones como literatura sentimental, ponerles adjetivos como «sentimentaloide», histérica…El patriarcado ha sido muy creativo a la hora de anular el trabajo de las mujeres.
Y no sólo de la literatura, ¿no? La presencia de la mujer en muchas otras disciplinas es casi testimonial. Y en las aulas, por ejemplo, tampoco están representadas en los libros de texto, no hay referentes visibles…
Efectivamente. Hay muchos estudios sobre este asunto. El problema es que desde las instituciones se vende un discurso triunfalista que es erróneo y ficticio. Si hubiese verdadera voluntad política hacia la igualdad, hace mucho que los listados, las guías y las recomendaciones que hacemos desde el feminismo se hubiesen incorporado a los manuales, que siguen huérfanos de mujeres.
¿Existe algún perfil de la mujer que acude a Skolastika?
Por muy diferentes que sean sus orígenes, el nivel educativo o el trabajo que desempeñan todas vienen con algo en común: un vacío. Aquí puede haber un ama de casa o una profesora de Universidad, y se ha dado el caso en un mismo grupo, mujeres inmigrantes y autóctonas. Pero todas vienen con el mismo déficit: desconocen qué es el feminismo y por qué las mujeres son invisibles en muchas áreas. Lo verdaderamente interesante es cuánto interés crea en ellas, cuánto repiten, qué otras zonas de interés descubren y cuánto más leen.
Violencia de género, feminismo y cómic
Dedicáis un especial esfuerzo en trabajar el cómic, ¿es un mundo muy sexista?
Sí, es un mundo muy masculino, muy masculinizado, muy sexista y, dependiendo hacia qué zonas nos vayamos, muy misógino. Todo un siglo de dominio patriarcal y masculino en este género no se va de un año para otro, hay muchos mecanismos que hay que desactivar. Es cierto que las autoras están llegando como nunca a nivel histórico, que estamos completando todos los papeles que se necesitan para cambiar una realidad cultural: creando nuevos materiales, otras publicando, estamos las teóricas, las historiadoras y las investigadoras creando un discurso teórico. Se han dado avances importantísimos, pero estamos a años luz de la igualdad.
Uno de los talleres que ofrecéis está relacionado con la violencia de género en el cómic, ¿qué importancia tiene el comic en la trasmisión social de este tipo de violencia?
El cómic no ha tenido nunca ningún tipo de control, ha tenido una patente de corso a la hora de producir y reproducir imágenes de violencia contra las mujeres. Ha habido grandes maestros del comic que han dibujado magistralmente escenas de una violencia y de una misógina severísima, pero como se presenta erótico, morboso, atractivo…se ha confundido la belleza y el impacto de una imagen con el mensaje de una imagen. Yo no había encontrado nunca nada que me ayudara tanto a explicar conceptos como violencia simbólica o mirada misógina.
Así que es una buena herramienta pedagógica.
Sí, sí, es una herramienta didáctica de muchísimo presente, pero sobre todo de muchísimo futuro. A estas generaciones visuales hay que hablarles en su código, que es visual. Yo trabajo con muchas proyecciones de imágenes y veo el impacto que producen en los adolescentes.
¿Cómo entienden los jóvenes el feminismo?
Para mí esta última década ha sido muy triste. A las mujeres jóvenes se les ha vendido el discurso de la igualdad. En la adolescencia todavía están en el subidón de ese discurso. Luego, cuando se van haciendo más mayores y van entrando en el mercado laboral, en la maternidad y en la vida en pareja es cuando se dan cuenta de que el feminismo tenía razón, de que no hay igualdad. Por suerte también voy notando que va cambiando. Quizá tenga que ver que utilizo el cómic cuando doy talleres con adolescentes y lo llevo como un traje que me hace más atractiva como teórica. Aún así, creo que va a haber que estar para cuando toda esta generación se dé cuenta del fraude que le han vendido.
¿Tienes la sensación de que el término feminista está denostado?
Por supuesto. Está absolutamente ridiculizado, demonizado, denostado y todavía sigue muy vivo el prejuicio de que las feministas estamos chaladas, histéricas, que vamos en contra de los hombre, que tenemos problemas sexuales y que no somos atractivas.
Pero, ¿por qué?
Porque la teoría feminista es, de todas las teorías sociales, económicas y filosóficas, la que está de manera constante tirando torpedos a la línea de flotación del patriarcado. Debemos saber trasladar que es un movimiento mundial que tiene cientos de años de historia y que todos los logros que las mujeres tenemos se lo debemos a él.
El patriarcado ha sido muy creativo a la hora de anular el trabajo de las mujeres
No había encontrado nunca nada que me ayudara tanto a explicar conceptos como violencia simbólica o mirada misógina. El cómic me lo da
A las mujeres jóvenes se les ha vendido el discurso de la igualdad