Según Brigitte Vasallo, si solo se trabaja contra la islamofobia, nos perdemos una parte muy importante de la realidad negando además la existencia de otra a la que se enfrentan muchas mujeres: la islamofobia de género. Es escritora, periodista y feminista antirracista y “con especial querencia por las relaciones no monógamas e inclusivas como forma de resistencia política”. Así se define en su blog: perderelnorte.
En ocasiones, algunas mujeres se sienten con el derecho de pedir respuestas sobre los cuerpos e identidades de otras. En este sentido, ¿se puede decir que existe un feminismo racista?
Sin duda. Por supuesto que existe un feminismo racista y, además, es algo que se lleva denunciando desde hace décadas por los feminismos “no blancos”. Es un feminismo que pone en el centro del debate y de la reflexión única y exclusivamente el género sin trabajar ni contemplar nada más. Me gustaría puntualizar que cuando hablo del concepto de “feminismo blanco” o de “las blancas” no estoy racializando ni me refiero al color de la piel. De lo que hablo es del privilegio con el que desarrolla su actividad este tipo de feminismo. Tenemos que tener muy presente que Europa y la identidad europea se han construido bajo parámetros colonialistas y si no tomamos un papel activo enfocado en desmontar todas estas construcciones, si no deconstruímos esa manera racista de estar en el mundo para después construir una nueva forma de estar no vamos por el buen camino. Las cuestiones que tienen que ver con el racismo no se trabajan.
¿Qué es el feminismo islámico?
Aquí tengo muy clara la respuesta: yo no soy feminista islámica y por lo tanto debería ser una pregunta dirigida a ellas. Yo hablo desde el privilegio del feminismo blanco y respeto profundamente a las feministas islámicas, pero no me gusta hablar de esto para no usurpar sus saberes y para no invisibilizar a quien debería tener la palabra en estos casos. Pero sí que creo necesario resaltar que, como feminista blanca, hay una asignatura pendiente que es el aprender de ellas, de sus trabajos, que son enormemente útiles para aportar otros enfoques y otras perspectivas. Me niego a llamar a este tipo de feminismos “otros feminismos”, como si del feminismo blanco salieran ramas. Esto no hace más que fomentar su hegemonía.
Algo que se escucha en ocasiones es la siguiente afirmación: “El Islam es una religión que restringe las libertades de las mujeres”. Dentro del movimiento feminista hay sectores que identifican el velo como otra manifestación más de violencia machista y como una imposición del hombre a la mujer ¿Qué dices a eso?
Lo primero, ¿de dónde sale la idea de que el islam es una religión? Y lo segundo, ¿de dónde sale la idea del machismo inherente al islam?. Es una paranoia de las feministas blancas que no pueden entender que haya tías que vistan velos. Nos hemos inventado esto para generar racismo porque en realidad nos da terror que sean diferentes a nosotras. ¿Y qué importa que sean diferentes, que todas seamos diferentes? Desde luego, la cuestión del velo no es un tema que debiera estar en nuestra agenda.
¿El racismo opera de una manera más concreta y más exhaustiva cuando se transversaliza el género?
Sí, actúa de manera específica, diferente. Cuando se cruzan dos ejes, no necesariamente opresores, el resultado no es la suma de un eje más otro sino que lo que se genera es una situación muy concreta derivada de esta unión. Yo trabajo de manera muy concreta la islamofobia de género y suelo decir que no se trata de una subdivisión de la islamofobia, no. Hay gente que me dice, ¿pero por qué no trabajar la islamofobia, si en la islamofobia ya va implícito todo? No es cierto. Nos perdemos una parte muy importante de la realidad y es más, con esa invisibilidad lo único que hacemos es negar la existencia de una islamofobia de género.
Parece urgente dar espacio dentro de los feminismos a esta cuestión…
Sí, indudablemente. Mientras me hacías la pregunta volvía a la idea del velo. Fíjate, las feministas blancas cuántas y cuántas páginas y más páginas hemos escrito halando sobre la cuestión del velo, ¿cuántas páginas?. Siendo además un asunto que no es de nuestra incumbencia. Y ahora hago otra pregunta, ¿cuántas páginas hemos escrito desde el privilegio blanco que cuestionen nuestra posición en el mundo, que hagan una crítica a la hegemonía de la que disfrutamos? No existen los feminismos hegemónicos.
¿Hay diversidad dentro del feminismo?
Claro que la hay. La hegemonía de uno invisibiliza al resto. Y es importante que reconozcamos que la hay. Nos tenemos que articular con los demás.